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viernes, 20 de julio de 2012

Hasta pasado un mes, si Dios quiere

Esta vez voy a desaparecer con una buena razón, y no es porque me vaya de vacaciones, sino algo aún mejor.
Me encomiendo a vosotros y a vuestras oraciones, pues desde mañana, 21 de julio, y hasta pasado el 21 de agosto, estaré haciendo Ejercicios Espirituales.
Un mes de ejercicios ignacianos en los que espero poder contar con vuestras oraciones, para que realmente, en el silencio, en la oración, en el acompañamiento... pueda encontrarme con Dios de un modo especial.

Dios os lo pague.


miércoles, 11 de julio de 2012

Adelantar el cielo


Me contaba un amigo que estuvo un mes de voluntariado en las vacaciones de verano esta pequeña historia ocurrida en Nairobi (Kenya).
Dicen que la primera pregunta que surge a quien se acerca a una experiencia de voluntariado misionero es cómo unos inexpertos universitarios, por mucha buena voluntad que se tenga pueden llegar a ofrecer ayuda en medio de lugares tan difíciles...
Mi amigo se acercaba a una África sucia, polvorienta y calurosa. Y pensaba que tal vez podría ayudar arreglando tejados, preparando colegios, dando clases a los más pequeños...
Pero con las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa de Calcuta, sólo entraron en contacto con los más pobres de todos los pobres, pues llegaron a un alojamiento de niños moribundos, de niños a los que ya no les quedaba ninguna esperanza.
Cuentan que era una casucha, un tugurio sin muebles y con poca luz, pero eso sí, sorprendentemente limpio y aseado. Contrastaban las hamacas llenas de niños enfermos y lloriqueando con los limpísimos saris blancos y azules de las Misioneras de la Caridad, que rebosaban alegría. 
La experiencia de voluntariado la hacen anualmente muchos jóvenes de distintas diócesis. Acuden por ejemplo universitarios españoles, o de cualquier otro país, y dicen que la primera sensación de todos es quedarse bloqueado, en mitad de la habitación, sin saber bien adónde dirigirse.
Pronto, las monjas se acercan a cada uno y piden ayuda para las asistencias de cada uno de los niños, en todo tipo de tareas. 
Mi amigo me contó que una de las hermanas se acercó a él y en inglés, directo y seco le preguntó 
- ¿Has venido a mirar o quieres ayudar?
Sorprendido, reaccionó balbuceando en inglés que quería ayudar.
- ¿Ves a ese niño de allí, el del fondo que llora?
Lloraba desconsoladamente, pero sin fuerza, se veía que estaba muy enfermo.
- Tómalo con cuidado y tráelo. Lo bautizamos ayer.
Cuando cogió al niño le sorprendió la enorme temperatura que desprendía. Se podría apreciar una fiebre altísima, tendría unos dos años.
-Ahora tómalo y dale todo el amor que puedas... 
Con suavidad y firmeza, viendo su cara extrañada la monja le dijo:
-Que le des todo el cariño de que seas capaz, a tu manera. -Y lo dejó con el niño.
Mi amigo estuvo un poco tiempo sin saber que hacer, hasta que recordando lo que su hermana hacía con su sobrino, empezó a cantarle, abrazarle, besarle, arrullarle... hasta que el niño dejó de llorar, y más sereno, se durmió...

Al cabo de un rato, notó que el niño dejaba de respirar y asustado buscó a la monja, que acompañándolo certificó la muerte que se presentía.
Entonces, cuenta mi amigo, con una dulzura nueva, aquella monja tan directa y se veía que amiga de pocas palabras le dijo mientras envolvía en una sábana blanca el pequeño cadáver:
-Ha muerto en tus brazos... Y tú le has adelantado quince minutos con tu cariño el
amor que Dios le va a dar por toda la eternidad.



Qué importante puede ser lo que parezca más inútil...

viernes, 6 de julio de 2012

Frente a la mentira


Recuerdo el libro "Archipiélago Gulag" de cuando era pequeño y pensaba en los nombres tan raros que tenían los libros que leían mis padres. 
Con el tiempo lo leí, y conocí la vida y la obra de su autor, el ruso Solzhenitsyn, un gran luchador por la justicia y un enorme escritor e historiador, premio Nobel de Literatura. Vivió durante años perseguido por sus ideas antiestalinistas, después de haber combatido con el Ejército Soviético en la Segunda Guerra Mundial, escribía y estudiaba al mismo tiempo en que trabajaba de presidiario minero, albañil y forjador, daba clases de matemáticas en la escuela primaria (o ejercía como matemático en centros de investigaciones estatales), vencía un cáncer, sufría varias veces la deportación y la cárcel... una vida curiosa.
Y cuanto más leo sus obras y ensayos más me encantan. Reconozco que me identifico con algunas de sus convicciones, así que os copio un par de párrafos que me han conquistado:
«No olvidemos que la violencia no existe ni puede existir por sí sola: está infaliblemente entrelazada con la mentira. Unen a ambos los lazos familiares y más profundamente naturales: la violencia no puede encubrirse con nada, salvo con la mentira; y el único sostén de la mentira es la violencia. Todo aquél que una sola vez ha proclamado como método la violencia, inexorablemente deberá elegir como principio la mentira»
Y aún más claro, en un artículo titulado directamente «¡Rechacemos la mentira», y que se publicó coincidiendo con una de sus detenciones y encarcelamientos, en febrero de 1974, decía Solzhenitsyn: 
«No cada día, ni en cada hombro, posa la violencia su pesada zarpa: sólo exige de nosotros sumisión a la mentira [...] Aquí yace precisamente la clave que despreciamos. La más sencilla, la más asequible para nuestra liberación: ¡la no participación personal en la mentira! [...] Cuando las gentes se apartan de la mentira, ésta sencillamente, deja de existir».
También yo estoy convencido de que la Verdad nos aparta de la violencia, y bien se comprende que en el Evangelio, el Señor Jesús no llama al Demonio «padre de la violencia», sino padre de la mentira (Jn 8, 44).

martes, 3 de julio de 2012

Yo decido





- Es mi sueño y yo decido como continúa...
- ¿Y si te desvías del camino?
- Yo decido cuál es el camino.




(Alicia en el país de las maravillas)