Falsear las estadísticas es una táctica importante. Nosotros declaramos en 1968 que en Estados Unidos se practicaban un millón de abortos clandestinos, cuando sabíamos que estas no sobrepasaban los mil. Pero esta cifra no nos servía, la multiplicamos para llamar la atención. También repetíamos constantemente que las muertes por aborto clandestino se aproximaban a los diez mil, cuando sabíamos que eran doscientas nada más. Pero esta cifra era demasiado pequeña para la propaganda.
Esta táctica del engaño y de la gran mentira si se repite mucho acaba por ser aceptada como verdad.
Nos lanzamos a la conquista de los medios de comunicación social y de los grupos universitarios, sobre todo feministas. Ellas escuchaban todo lo que decíamos, incluidas las mentiras y luego las divulgaban por los medios de comunicación social, base de la propaganda.
Es importante de que Uds. se preocupen de los medios de comunicación social, porque según expliquen ellos los hechos así se filtraran las ideas en la población. Si en España estos medios no están dispuestos a contar la verdad se encontraran ustedes con la misma situación que nosotros creamos en Estados Unidos, cuando contábamos a través de esos medios todas las mentiras que acabo de mencionar.
Otra táctica eran nuestras propias invenciones. Decíamos por ejemplo, que habíamos hecho una encuesta y que el 25 % de la población era partidaria del aborto, y tres meses más tarde decíamos que el 50% y así sucesivamente. Los americanos se lo creían y como deseaban estar a la moda, formar parte de la mayoría y que no los llamaran “carrozas”, se unían a los “avanzados”.
Más tarde hicimos encuestas de verdad y pudimos comprobar que poco a poco se iban pareciendo los resultados a los que habíamos inventado. Sean muy cautelosos ante las encuestas que se hagan sobre abortos, porque suelen ser inventadas pero tiene la virtud de convencer incluso a magistrados y legisladores pues ellos, como cualquier otra persona, leen la prensa, oyen la radio, etc. Y siempre les queda algo adentro.
Una de las tácticas más eficaces que utilizamos en aquella época fue la que llamamos “etiqueta católica”. Esto es especialmente importante para Uds. porque su pais es mayoritario católico.
Escogimos a la víctima, a la Iglesia Católica y tratamos de relacionarla con otros movimientos reaccionarios, incluso entre los que estaban a favor de la vida. Por supuesto que no era cierto, pero con este engaño pusimos a los jóvenes y a las Iglesias Protestantes, que siempre habían mirado con recelo a la Iglesia Católica, en contra de ella. Conseguimos inculcar la idea a la gente que ella, la Iglesia Católica, era la culpable de que no se aceptara el aborto. Como era importante no crear antagonismos entre los propios americanos de distintas creencias aislamos a la jerarquía, Obispos y Cardenales, como los “malos”. Esta táctica fue tan eficaz que hoy todavía se emplea en otros países. A los católicos que rechazaban el aborto se les acusaba de estar embrujados por la jerarquía y a los que la aceptaban se los consideraba como modernos, progresistas, liberales y más clarividentes. Puedo asegurarles que el problema del aborto no es un problema de tipo religioso. Yo no pertenezco a ninguna religión y les estoy hablando contra el aborto.
Otra táctica que empleamos con la Iglesia Católica fue acusar a sus sacerdotes, cuando tomaban parte en debates públicos contra el aborto, de meterse en política y que ello era anticonstitucional. El público se lo creyó fácilmente aunque la falsedad del argumento está clara.
Dirigí a partir de 1971 el Centro abortista más grande del mundo. Es el Centro de Salud Sexual (CRANCH) situado al este de Nueva York. Tenía 10 quirófanos y 35 médicos a mis ordenes. Practicábamos 120 abortos diarios incluidos los domingos y solo el día de Navidad (!) no trabajábamos. Cuando me hice cargo del Centro todo estaba sucio y en las peores condiciones sanitarias. Los médicos no se lavaban las manos de un aborto a otro y algunos los hacían las enfermeras o simples auxiliares.. Conseguí modificar todo aquello y transformarlo en un centro modelo en su género. Y como jefe de departamento tengo que confesar que 60.000 abortos se practicaron bajo mis órdenes y yo hice personalmente unos 5.000.
Recuerdo una fiesta que dimos por aquel entonces. Algunas esposas de los médicos me contaron que sus maridos sufrían pesadillas por las noches y gritando hablaban de sangre y cuerpos de niños rotos. Otros bebían demasiado y algunos tomaban drogas. Algunos de ellos tuvieron que ir al psiquiatra. Muchas enfermeras se volvieron alcohólicas y otras abandonaron el Centro llorando. Fue para mí una experiencia sin precedentes.
En Septiembre de 1972 presenté mi dimisión porque ya había conseguido mi objetivo que era poner en marcha el Centro abortista. En aquella época, lo digo sinceramente, no dejé el Centro porque estuviera en contra del aborto, sino porque tenía otros compromisos que cumplir. Fui nombrado director del Servicio de Obstetricia del Hospital de San Lucas de Nueva Cork y empecé a crear el Departamento de Fetología.
Estudiando el feto en el interior del útero materno pude comprobar que es un ser humano con todas sus características y que debe otorgársele todos los privilegios y ventajas que disfrutamos cualquier ciudadano.
Del estudio del feto vivo saqué esta conclusión. Quizá alguno piense que antes de mis estudios debía saber, puesto que era médico y además ginecólogo, que el ser concebido era un ser humano. Efectivamente sí lo sabía, pero no lo había comprobado yo mismo científicamente. Los nuevos sistemas de exploración nos permiten conocer con mayor exactitud su carácter humano y a no considerar lo como un simple trozo de carne. Hoy en día, con técnicas modernas, se pueden tratar en el interior del útero muchas enfermedades-incluso operaciones quirúrgicas.-hasta cincuenta clases de estas intervenciones. Son estas pruebas científicas las que han cambiado mi modo de pensar. Mi argumento es este: si el ser concebido es un paciente al que se le puede tratar, entonces es una persona y si es una persona tiene derecho a la vida y a que nosotros nos esforcemos en conservársela.
(...)
Con la ciencia en la mano, en la actualidad no hay ninguna duda que cuando se permite el aborto se permite un acto de violencia mortal, mortal, un acto deliberado de destrucción y por lo tanto de crimen.
Es necesario despertar nuestra inteligencia y dar una solución menos materialista a los problemas que tiene y tendrá siempre la humanidad.
Puedo asegurarles que si España sigue el camino sangriento del aborto, los grandes males de la delincuencia violenta, la droga y la eutanasia no tardarán en seguirle como está sucediendo en Estados Unidos.
Quiero terminar con estas palabras:
- Como científico no es que crea, es que SÉ que la vida empieza en el momento de la concepción y debe ser inviolable.
- Pese a que no profeso ninguna Religión (lo decía antes de su conversión que se produjo después), pienso que existe una Divinidad que nos ordena poner fin a este triste, inexplicable y vergonzoso crimen contra la humanidad.
- Si no salimos victoriosos y nos dedicamos totalmente a esta causa tan importante, la Historia nunca nos perdonará.