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domingo, 31 de enero de 2010

Construir una historia; reconstruir la esperanza

Tras los posts sobre Haití, sinceramente no sabía que más decir... y hoy este video ha aparecido como un recuerdo de que incluso de la tierra volverán a surgir la vida, la esperanza, la fe y el amor.
Hasta con simple arena se pueden construir preciosas historias... contra toda desesperanza.


martes, 26 de enero de 2010

Más noticias de Haití (y III) y un testimonio

Esta triste serie podría no terminar nunca, pero creo que es mejor cerrar este humilde homenaje, y lo hago con un mensaje de correo electrónico del padre André Siohan, de los misioneros de Santiago:
Estamos por los suelos.
He estado en el centro de la ciudad esta mañana para visitar a las comunidades religiosas amigas: la zona está totalmente devastada y hay miles de víctimas. Es terrible. Todos nosotros estamos bien, pero no tenemos noticias de algunos de nuestros seminaristas. Alguno ha quedado herido, quizá alguno haya muerto. Rezad por nosotros.
Bajo tiendas de campaña instaladas en el jardín de nuestra casa dañada por el terremoto, se encuentran en este momento nuestros hermanos, algunos seminaristas, amigos y vecinos del barrio. Tenemos miedo de que haya un numero altísimo de heridos: la verdadera emergencia será atenderles.
Los testimonios son aterradores, se escuchan los gritos y el llanto de los heridos, nos preguntamos cuántos habrán quedado bajo los escombros... Nos dicen que la catedral se ha derrumbado, al igual que el palacio nacional y el de la ONU, un edificio de cinco pisos".


La asistencia católica en Haití está coordinada en el lugar por la Catholic Relief Services -la agencia internacional de desarrollo y de ayuda de emergencia de los obispos de los Estados Unidos-, de acuerdo con el Consejo Pontificio Cor Unum, que trabaja desde hace tiempo en Haití, con más de trescientas personas. Las reuniones se suceden con los obispos haitianos y con otras agencias.

Caritas hizo ayer público su plan de asistencia humanitaria a 200.000 damnificados por el terremoto, con comida, material de refugio, asistencia médica y agua potable durante dos meses.

Este plan de respuesta a la emergencia –se puede ver la información en la página web de Caritas España-, incluye intervenciones humanitarias, que abarcan desde servicios médicos y medicinas de urgencia al suministro de agua potable e instalaciones higiénicas, alojamientos temporales, alimentación, materiales de desescombro y programas de reunificación familiar. El plan ha sido puesto a punto de forma conjunta por los responsables de Caritas Haitiana y el equipo de expertos de Caritas Internacional desplazados en el terreno, después de identificar las necesidades más urgentes, el alcance real de los daños y las zonas y comunidades objeto de intervención prioritaria.

Caritas Haití va a gestionar directamente las necesidades y la logística de veinte campamentos temporales para las víctimas, además de distribuir ayuda humanitaria a través de 32 comunidades parroquiales.

Una vez culminada esta primera etapa de respuesta a la emergencia, comenzará a ejecutarse un primer programa de reconstrucción de doce meses de duración.
Caritas Haití, que desde el inicio de la emergencia, viene distribuyendo ayuda de primera necesidad a los damnificados, ha llevado a cabo en los últimos días varias campañas de distribución a gran escala de comida, mantas, pastillas purificadoras, lonas impermeables y tiendas de campaña para más de 20.000 personas en Puerto Príncipe, Jacmel y otras localidades. La última de estas operaciones tuvo lugar ayer en la localidad de Léogâne, que ha sufrido ingentes daños, donde se atendió a miles de damnificados. Así mismo, está ofreciendo asistencia médica al hospital de San Francisco de Sales y ha establecido diversas clínicas de campaña para prestar servicios quirúrgicos en diversas zonas.

El presidente de Caritas Internacional, cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, elogió la respuesta de Caritas a esta emergencia y la repuesta solidaria de todo el mundo.
“Nuestros equipos están llevando a cabo una labor excelente, ayudando a los más vulnerables. Los mensajes de solidaridad y las oraciones que hemos recibido para la población haitiana desde todos los rincones del mundo son fuente de inspiración para todos y símbolo de nuestra común humanidad, que comparte esfuerzos para superar la terrible tragedia de Haití. Los haitianos necesitarán todavía más solidaridad en los próximos meses, para construir un futuro mejor”.
Una realidad, aunque no sea noticia, me llena de esperanza, que la Iglesia permanecerá al lado del pueblo haitiano, incluso después, cuando ya no se den noticias del terremoto.

lunes, 25 de enero de 2010

Más noticias de Haití (II)


Las obras de la Iglesia en Haití eran muchas, lo seguirán siendo, aunque de nuevo sus necesidades serán mayores. Desde allí se reciben más noticias, pérdidas humanas y materiales, os cuento.
La Congregación del Espíritu Santo, por via e-mail, ha recibido noticias de que parte del colegio espiritano de San Marcial y la capilla han sido destruidos por el terremoto. Aún no saben si ha habido pérdidas de vidas humanas entre los espiritanos haitianos o de los misioneros que allí trabajan.

Tres religiosas (francesas las tres, en misión desde hace más de 40 años) de la Congregación de las Hijas de la Sabiduría fallecieron en su casa de acogida que se derrumbó por el terremoto. Las tres fueron enterradas el 15 de enero. Otras tres religiosas permanecen aún bajo los escombros de la misma casa y hay pocas posibilidades de encontrarlas con vida.

Un sacerdote argentino de la Orden Franciscana que trabajaba como misionero en Haití se encuentra entre los desaparecidos por el terremoto, desde que ocurrió nadie ha recibido noticias suyas. Los franciscanos informan que otros dieciséis hermanos distribuidos en tres fraternidades están vivos, aunque una de las casas de los misioneros necesita ser reconstruida y necesitan colaboración para asegurar ayuda sanitaria a la población en el dispensario donde trabajan.

El sacerdote salesiano Attilio Stra, uno de los supervivientes, señaló que el terremoto acabó con “la obra San Juan Bosco de Puerto Príncipe”. Los más de 200 alumnos (algunas fuentes hablan de 500) del destruido colegio de Don Bosco en Puerto Príncipe “se deben considerar como muertos junto con algunos del personal”. Durante el seismo otto sacerdote salesiano logró salvarse al lanzarse “por una ventana de la oficina en la cual estaba trabajando”. El 15 de enero se celebraron los funerales de dos post novicios, Atsime Wilfrid y Vibrun Valsaint, muertos con la destrucción del Instituto “San Francisco de Sales”. En Puerto Príncipe, las Hijas de María Auxiliadora cuentan con seis comunidades. En algunas comunidades se han producido daños considerables. Una joven religiosa se encuentra herida en un hospital.

La Doctora Zilda Arns Neumann, hermana del Arzobispo Emérito de San Pablo, Cardenal Paulo Evaristo Arns y fundadora de la Pastoral del niño, falleció también, ella era la encargada de la Conferencia que se ofrecía a seminaristas y novicios en el centro de Puerto Príncipe.

El padre Manuel Rivero refirió que el día 15 lograron extraer de los escombros el cuerpo de uno de los estudiantes de la escuela administrada por los dominicos, y transportar el cuerpo a pie, porque las calles están completamente bloqueadas. Muchos otros supervivientes han sido acogidos en la casa de las Hermanas de Cluny, que ha resistido el terremoto.

Los Misioneros Oblatos de María Inmaculada cuentan con unos 130 miembros, la mayor parte haitianos, de los cuales dos obispos. El terremoto ha dañado seriamente la casa provincial, el teologado (donde estudian los aspirantes) ha sido destruido. Los formadores y los estudiantes estaban en el Centro de estudios para religiosos, participando en una conferencia, el edificio se derrumbó y uno de los estudiantes oblatos falleció, se trata de Weedy Alexis, 28 años.

El superior de la comunidad camiliana de Puerto Príncipe, informa de que en el hospital que estos religiosos construyeron se trabaja a ritmo pleno, llegan heridos y moribundos que son tratados sin el auxilio de anestésicos pues estos se han acabado: “Nuestro hospital está en un discreto estado y funciona a pleno ritmo: ya han sido curados y dados de alta más de 500 heridos; al momento hay unos cien, que ocupan todo espacio posible. Llegan en continuación heridos, con fracturas, hemorragias, traumas internos. Actualmente, acomodados bajos los pórticos, en los patios del hospital, hay cientos de enfermos. Aquí trabajan día y noche solo 3 médicos y 5 enfermeros, además de todos los miembros de la comunidad”. Los cinco seminaristas camilianos regresaron de la zona más afectada por el terremoto y están bien y trabajando en el hospital”.

Según las informaciones del padre Mario Boies, superior provincial de la Congregación de los Redentoristas, “un redentorista ha quedado herido, otro ha perdido a su madre y a su hermana. La iglesia de San Gerardo de Puerto Príncipe ha sido reducida a escombros. La parte nueva de la casa de los estudiantes ha sido destruida y los estudiantes viven ahora en el exterior”.

Las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen, que tenían dos casas en Haití han perdido completamente una de ellas. Una de las hermanas ha quedado herida.
La Congregación de las Misioneras de la Inmaculada Concepción, presentes en Haití con 49 religiosas, ha sufrido mucho. Las hermanas han perdido gran parte de sus casas, y acampan en la calle.
La congregación montfortiana tiene en Haití una docena de comunidades en las que trabajan unos 50 sacerdotes religiosos. A ellos se agregan unos 20 estudiantes. Nueve seminaristas han muerto y se teme la suerte de un sacerdote, aplastado por los bloques de cemento de la casa de acogida de Baussan, que se desmoronó. Así se comprende el testimonio del padre Maurice que simplemente dice: "Es la hora de las lágrimas, hay desolación por todas partes”.


domingo, 24 de enero de 2010

Noticias de Haití


La verdad es que no sabía muy bien qué escribir o qué decir acerca del terremoto de Haití... también me parecía ilógico guardar silencio ante un tema que a mí y a muchos nos da tanto que pensar y nos mueve tanto el corazón.
Creo que es necesario contar algo... y al echar una mirada al pueblo haitiano, me he quedado mirando a su Iglesia (mi Iglesia allí), la que estaba antes del terremoto en el que ya era uno de los países más pobres del mundo, la que ha estado bajo los escombros, está en el rescate y estará en la reconstrucción, la que se quedará cuando se vayan las cámaras, porque es de allí.
Los testimonios son concretos, humanos, con nombres y apellidos, y en muchos casos espeluznantes... espero que a todos os sirvan como a mí.

Entre los muertos por el terremoto que ha sacudido Haití, el del mismo arzobispo de Puerto Príncipe, Serge Miot. Su cadáver fue encontrado entre los escombros del arzobispado por algunos misioneros de la Sociedad de Saint Jacquez (presentes en Haití desde hace 40 años), que intentaban rescates en el edificio totalmente destruido.

De hecho, prácticamente las 80 parroquias de la arquidiócesis de Puerto Príncipe y sus capillas (unas cuatro por parroquia) han quedado destruidas. (¡Estamos hablando de unas 320 capillas!), Queda una enorme tarea por delante a esta Iglesia local, que ha perdido con muchos de sus fieles a su arzobispo.

En el seminario nacional de Puerto Príncipe había algo más de 250 estudiantes. Han muerto al menos treinta seminaristas y los supervivientes han quedado abandonados a su suerte después de que el terremoto destruyera el seminario y en medio del pánico tuvieran que encontrar donde cobijarse. El 17 de enero, el obispo de Fort-Liberté contaba lo que vieron al recoger a algunos. "Uno de los seminaristas había pasado dos días y medio bajo los escombros. Otro estaba herido. Otros tres estaban bajo shock y necesitaban tratamientos particulares. No han podido recuperar nada de lo que poseían".

Ha quedado destruido el Centro Cáritas, en el barrio de San Antonio, una institución de ayuda, acogida y reintegración para muchachos de la calle afortunadamente parece que todos los jóvenes del centro están vivos.

En medio de esta tragedia y desde ella, el jesuita Ramiro Pàmpols, superviviente del terremto nos cuenta: “Estamos por el momento, sumidos en una especie de caos y de callejón sin salida. Veremos cómo nos vamos rehaciendo en los próximos días. El Señor ama especialmente a los pobres y estoy seguro que nos acompaña, aun en el misterio del mal y del dolor”.

P.D. La foto es de la sede de Cáritas Haití... mañana sigo.

jueves, 21 de enero de 2010

Pero ¿tú ya no fumas?


La pregunta me la hizo un amigo hace pocos días, cuando una persona sacó un cigarrito, me ofreció y yo se lo rechacé amablemente. Sorprendido, tanto como visiblemente contento de la noticia, me miró, me dio una palmada en la espalda y me lo preguntó "Pero ¿tú ya no fumas?".

Y no, ya no fumo. Pero no se trata de uno de esos propósitos de comienzo de año que se frustran normalmente antes de que termine enero, no. El caso es que ya no fumo. Desde hace tres o cuatro años no fumo.
Tres o cuatro años hace que ya no fumo... tanto que ya ni siquiera suelo recordar que yo fumaba. Y es que, curiosamente, aunque me gustaba fumar, ahora ni siquiera me apetece. Pero mis amigos no se han dado cuenta.

El caso es que la pregunta de mi amigo me hizo recordar algo que me solía ocurrir cuando fumaba y el contraste con las muchas temporadas que pasé sin fumar...
Ya entonces me preguntaba porqué tantas personas se preocupaban por mi salud de un modo tan serio y profundo (como si no hubiese más cosas de que preocuparse en el mundo). No dudo de que muchos lo hacían con buena intención, con auténtica preocupación y con mucho cariño... pero tal vez porque siempre he sido muy mío, me cansaba un poco el temita. Y es que no creo que pasase ningún día sin que algún alma caritativa me dijese algo así como "tienes que dejar de fumar", y así mi costumbre se convertía a menudo en tema de conversación de la gente que me rodeaba, que con mejor o "menos mejor" intención me explicaban las razones fundamentales por las que debería dejarlo.

Con el tiempo lo dejé, no porque me convenciera ninguna de esas razones (algunas podían llevar razón, otras incluso siguen sin convencerme, de hecho he descubierto que "hay tos después del tabaco"), ni porque no me gustase (que me sigue pareciendo algo con una cierta elegancia y resulta un recurso cómodo en muchas ocasiones)... pero bueno, tampoco voy a hacer apología ahora. Lo dejé porque un día me sentó mal un cigarrillo y dejó de apetecerme (las cosas que me pasan a mí). De hecho, yo suelo decir que el tabaco me dejó. Pero bueno, no viene a cuento que os explique si dejé o no de fumar ni porqué o cómo lo hice.

Alguna vez hasta hice el experimento: hora del cafelito (en Roma, por ejemplo, después de la comida), sacaba mi pitillito e inmediatamente el tema... "deberías dejar de fumar" –decía alguien–, y ya teníamos la conversación del café solucionada (a costa de que todos opinasen sobre mí, me aconsejasen, me contasen los efectos nocivos de mi pobre "Sheste"). Al llegar cuaresma, por ejemplo, ofrecía como penitencia dejar de fumar, y después de llevar semanas sin fumar nadie se había cuenta, nadie lo notaba, como si la preocupación se esfumase...
Pasaba a menudo, en las muchas veces que pasé temporadas sin coger un cigarrillo... durante esas épocas en las que dejaba de fumar nadie se daba cuenta de que lo había hecho. Y yo siempre me pregunté ¿porqué todas las personas que estaban tan preocupadas por mi salud no se dan cuenta de que ya no tienen que preocuparse? ¿cómo es que no se llevan ahora una inmensa alegría? ¿cómo es que su preocupación no se convierte en entusiasmo?
Y ahí estamos, todavía hoy, tres o cuatro años después de mi último cigarrillo, un amigo de repente, me mira sorprendido y me dice: "pero ¿tú ya no fumas?".

Total, que me pregunto si a menudo no somos demasiado rápidos para corregir, para señalizar peligros, para reparar y para aconsejar... pero demasiado lentos para aplaudir, descubrir éxitos, valorar y felicitar. Desde entonces intento tenerlo en cuenta.

jueves, 14 de enero de 2010

Mi móvil

El otro día alguien me hizo pensar con una comparación sencilla: ¿Te imaginas qué pasaría si tratásemos a la Biblia como a nuestro teléfono móvil?
Y aunque no soy de los muy apegados al móvil (antes de que los conocidos me pongan verde diciendo que yo nunca lo cojo), me puse a pensar qué ocurriría si fuese así:
  • Siempre llevaríamos la Biblia con nosotros.
  • Incluso daríamos la vuelta para buscarla cuando se nos olvidase en casa.
  • A lo largo del día, le echaríamos un vistazo cada poco tiempo, para ver si todo está en orden.
  • Nos sentiríamos como si no pudiésemos vivir sin ella.
  • La usaríamos para mandar mensajitos a nuestros amigos, acompañarlos y ayudarles.
  • Sería una ilusión para los padres poder regalársela a los hijos. Y para los hijos poder enseñársela a los amigos.
  • No viajaríamos sin ella.
  • Nos daría una sensación de seguridad y protección en caso de emergencia.
Tendría además, varias ventajas... que la Biblia nunca está fuera de cobertura y siempre está disponible, funciona en cualquier lugar. No necesitamos recargar sus baterías, porque está cargada siempre. Además, su saldo es para toda la vida, para esta y para la eterna.
Y seguramente hay más ideas que se os pueden ocurrir, podéis ir añadiendo en vuestros comentarios.


Puede ser una tontería... pero me hizo pensar en dónde pongo mis fuerzas.

miércoles, 6 de enero de 2010

Día de Reyes y... ¡es verdad!


Hoy he ido a visitar a unos amigos, llevaba los regalos que los Reyes me han dejado para su niña y para ellos, y le expliqué a la chica que los curas somos buenos amigos de los Reyes Magos (porque para eso somos amigos del Niño Jesús); ella me miraba con cara extrañada, como si no terminase de creer que yo pudiese estar tan bien relacionado. Así que sólo cuando me vio aparecer con el regalo que Baltasar me dio para ella, su sonrisa, sus ojos y su ilusión dijeron: "¡Es verdad!"...
Así quiero seguir siendo yo siempre, un niño ilusionado, entusiasmado y capaz de creer profundamente.



Vuelvo a recordar aquella frase de un hombre sabio que decía: “no dejamos de soñar porque nos hacemos mayores, sino que nos hacemos mayores cuando dejamos de soñar”.




¡Espero que los Reyes Magos os traigan muchas alegrías!

lunes, 4 de enero de 2010

Sin acritud



A pesar del caos de estos días (que ayer tuve que pasar por los grandes almacenes y... uff), hoy en mi parroquia hemos recibido la visita de Su Majestad, el Rey Gaspar, y después de ver la cara de los niños, pues ¿qué quieren que les diga? Lo de los Reyes Magos sigue teniendo algo especial... así que no me resisto a compartir esta foto de un balcón de Sevilla.

viernes, 1 de enero de 2010

Las doce



Una amiga, Ilaria, me ha dicho:

L'anno che verrà è come un libro di 365 pagine bianche.
Spetta a te scrivere la storia e colorarla di emozioni. Buon Anno

¡FELIZ Y SANTO AÑO 2010!